RESUMEN
En las instituciones
educativas del país, la enseñanza de lenguas nativas es realizada aplicando los
enfoques pedagógicos propios de los idiomas extranjeros. No en todas las
oportunidades se obtiene los resultados esperados en virtud de que los métodos,
las técnicas y la organización de los contenidos no corresponden a la cultura
de la que es parte el idioma estudiado. Es más, en un contexto sociopolítico
donde se está tratando de reconocer la igualdad de todos los ciudadanos
independientemente a la nacionalidad que pertenezcan, en las aulas hay un
proceso de neo colonización, consciente o inconsciente, que ya no emplea el
español como vehículo conquistador sino las lenguas originarias. Este fenómeno
se efectiviza cuando se transmite, paralelamente al desarrollo de los temas
programados, valores occidentales que, por supuesto, contradicen la cosmovisión
nativa.
Considerando que los pueblos andinos poseen identidad
cultural, tradición histórica, saberes, instituciones, territorialidad, formas
de organización y cosmovisión, es posible aplicar estas nociones al aprendizaje
de sus lenguas. De manera que uniendo la cultura con el idioma se estaría
formulando los necesarios contenidos, competencias, habilidades, técnicas, tratamientos
interpersonales y demás aspectos. Todo lo dicho, en el entendido de que
los requerimientos para un idioma nativo son distintos ya que la abrumadora
mayoría de los estudiantes aún sienten vergüenza de hablarla. Entonces, la enseñanza
precisa ser acompañada de una tarea descolonizadora sino se seguirá contando
con personas que aprenden idiomas nativos, pero no los ponen en práctica fuera
del aula.
PALABRAS
CLAVE: enseñanza de lenguas nativas, pedagogía
andina.
INTRODUCCIÓN
En Bolivia, desde su
fundación en 1825, las lenguas nativas son habladas por un gran porcentaje de
la población. Pese a ello, constantemente a partir del estado se ha fomentado
políticas alienantes de los que
consciente o inconscientemente hemos sido instrumentos. Lozada, al
constatar esta situación menciona: “La
educación adquiere la fisonomía de un campo de lucha. Las clases dominantes la
orientan para que sirva a sus intereses y la presentan como si realizara los
intereses de la colectividad” (2005, p. 29).
Las
lenguas originarias no fueron consideradas como vehículo efectivo de
comunicación, el grupo dominante utilizaba su idioma en todos los ámbitos. Se
enseñaba a los nativos en una lengua que no dominaban, “la educación consistía
en que todos se castellanizaran” (Albó, 2002, p. 44). Las consecuencias no se
dejaron esperar; por ejemplo, según Pánfilo Yapu, actualmente existe un rechazo
a la lengua originaria en muchas comunidades (rechazo a la lengua propia). Se elaboró una pedagogía para
que las naciones originarias sientan vergüenza de su lengua y cultura, se
inclinen por valores dominantes y, de esa manera, desaparezca la diversidad
para formar una nación monocultural.
Como
las miradas principales estaban dirigidas al exterior, tampoco existieron
intelectuales que recuperen los saberes ancestrales. Reinaga, por ejemplo,
afirmaba categóricamente que Bolivia
carecía de escritores y artistas, al mismo tiempo de calificarla como “Una
miserable y despreciable colonia intelectual de Occidente” (1971, p. 82). Por
su lado Molina hacía conocer que “más saben en conjunto sobre Tiwanaku
Precolombino los franceses, alemanes, checos, holandeses, ingleses,
estadounidenses y demás americanistas del mundo entero, que los propios dueños
de casa”. (2002, p. 32). Ciertamente, no hemos dado el interés debido ni siquiera a nuestro principales íconos y son
otros los que nos informan sobre los mismos.
Las
universidades existen desde la Colonia, pero recién en los últimos años han ido
creando carreras para enseñar idiomas nativos. Sucede que a pesar de que la
normativa vigente[1] y el
requerimiento de la población así lo manifiestan, aun no se está considerando,
recuperando y desarrollando efectivamente
el conocimiento de los aymaras, quechuas, guaraníes y otros pueblos. Por tal
razón, es responsabilidad de la comunidad universitaria contemporánea convertir
la educación superior en liberadora,
impulsar la toma de consciencia de nuestra realidad con el fin de
transformarla, tener una educación con identidad y difundir sistemáticamente
nuestras culturas.
Cada
idioma corresponde a una cultura y ésta determina los rasgos de aquella. No es
lo mismo enseñar aymara que inglés porque cada cual responde a características
particulares. Es así que no se puede concebir, por ejemplo, que un tema en
lengua anglosajona sea desarrollado, en primera instancia, con valores
culturales andinos porque estaría fuera de su contexto.
Por
tales razones, existe la necesidad de buscar en nuestro entorno los elementos
necesarios e idóneos que hagan efectiva la enseñanza simultánea de lengua y
cultura originaria. Este trabajo tiene que ser en aras de concebir una
metodología propia no susceptible a los vientos de la moda o las corrientes
intelectuales foráneas porque la vivencia de los pueblos andinos es constante y
cíclica, razón por la cual permaneció por muchos siglos sin perderse ante la
presión de los grupos dominantes. En un contexto intercultural como el que
vivimos, es razonable que nuestro principal motivo sea valorar y fortalecer
nuestra propia cultura (Tintaya, 2008, p. 59)[2].
Consiguientemente,
el objetivo que tenemos es examinar los valores y principios andinos,
principalmente aymaras y en cierta medida también quechuas, para plantear su
aplicabilidad en el aprendizaje de estas lenguas. Pilares milenarios esenciales
como lo comunitario, el respeto a la naturaleza, la dualidad hombre-mujer y la reciprocidad (expresado
en el ayni, la mink’a, la mit’a)
se constituyen en la pedagogía de los pueblos originarios, por lo que son
susceptibles de ser empleados en el ámbito académico. Obviamente, con ello no se
busca descartar todo lo practicado hasta
el momento sino reflexionar sobre la posibilidad de reencaminar nuestra visión
y, si es necesario, rescatar los aspectos positivos que hubiesen servido.
Recientemente,
la Carrera de Lingüística de la UPEA, realizó talleres para uniformar los
programas de enseñanza de idiomas. Durante las jornadas de análisis, en la
comisión de aymara, se reflexionó sobre algunas ideas que presentamos, lo que
indica que nuestro pensamiento no es aislado. Sin embargo, se requiere todavía
darle un impulso mayor a esta tendencia porque hay mucho que rescatar de
nuestra cultura y pocos se están dedicando a esta tarea. Asimismo, es
pertinente hacer conocer que por las características y extensión del trabajo, solamente se muestran ciertos puntos
que obviamente no abarcan todos los aspectos del tema. Pese a todo, nos hacemos
la siguiente interrogante:
¿Cómo
se puede aplicar la cosmovisión andina en la enseñanza de lenguas nativas?
METODOLOGÍA
Para llegar a nuestro
cometido, se ha contemplado el carácter cualitativo del artículo. Se hizo la
recolección de información mediante el examen de documentos a la par de
corroborar los datos observando la vivencia de las naciones originarias del
entorno. Posteriormente, se reflexionó la manera cómo se puede emplear los
valores y principios identificados a la enseñanza de lenguas nativas.
ANÁLISIS
E INTERPRETACIÓN
Principios
fundamentales de la sabiduría andina
Amalia Choque Mamani,
indica que existen cuatro principios fundamentales que ella denomina con
palabras aymaras[3]:
Ajayu, espiritualidad
Yati,
pensamiento o racionalidad cósmica
Qama,
vivencia social armónica y equilibrada centrada en la familia
Lura, ciencia y tecnología referentes a la
actividad humana que constituye del hombre y la mujer como sujetos creadores y
recreadores.
En base a estos cuatro
pilares se puede formular también el mismo número de habilidades necesarias:
a)
Ser (Ajayu). No se refiere a cuestiones religiosas, en cambio, es la
esencia de las cosas, la forma como se concibe el mundo donde vivimos. Por
consiguiente, esta habilidad consiste en que el “ser” del estudiante se
caracterizará por valorar lo colectivo antes de lo individual, será
“cosmocentrica” y se desenvolverá académicamente en base al “ama suwa, ama llulla, ama qhilla”[4]
(no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo). Este se constituye en el
pilar de las demás habilidades dado que tanto el pensar, el practicar o vivir y
el hacer dependen de los rasgos del ser.
b)
Pensar (Yati). Según
Fausto Reinaga, “El idioma es el pensamiento. Sin
palabras no se piensa. Cuando se piensa se habla mentalmente.” (2010, p. 321).
No se puede entender que alguien tenga dominio oral, gráfico, auditivo y de
lectura sin que todo ello se dé a través de un proceso mental en el idioma
estudiado. En algunas ocasiones los hermanos (as) estudiantes suelen recurrir,
por ejemplo, a emplear otra lengua para codificar o decodificar el mensaje;
luego, pasan a traducirlo al idioma que se está internalizando. El que aprende
requiere pensar en idioma nativo, de la misma manera su pensamiento valorará positivamente la
cultura del que es parte.
c)
Practicar o vivir (Qama). Lo aprendido
será ejecutado en cualquier contexto con los hablantes nativos o con otras
personas sin que en medio haya vergüenza alguna. De la misma forma, se
practicará la cultura que se ha recibido a la par de los contenidos. Es
pertinente un cambio en la vivencia; aprendemos idiomas nativos pero aún nos
embarga cierto pavor a la hora de tener un comportamiento coherente a la
cultura originaria. Por ejemplo, muchos catedráticos de lenguas nativas
prefieren vestir traje porque les da categoría antes que colocarse alguna
prenda que identifique a la lengua que enseña, la misma que tampoco se la habla
en los acontecimientos institucionales. Los que enseñan hablarán positivamente
de los idiomas nativos y se reflexionará en conjunto (comunidad universitaria).
Fruto de ese procedimiento se tendrá respuestas emergentes de entre todos, los
que despertarán una consciencia de practicar en la vida cotidiana. Si los
estudiantes no pertenecen a nuestra cultura, se le transmitirá de la misma
manera que a los demás con el fin de que comprenda nuestra vivencia y se
fortalezca la interculturalidad.
d)
Hacer (Lura). Será la habilidad que englobe a las que actualmente se
maneja en el mundo académico: hablar, escuchar, leer y escribir. Cuando de culturas andinas se trata, se
cuenta con la ventaja de que son tradicionalmente orales, lo cual puede ser
bien aprovechada. Complementariamente, es prioritario
desarrollar la escritura porque necesitamos profesionales que produzcan obras
literarias para dejar la vieja práctica de repetir lo que viene de afuera y
tratar de adaptar a nuestra realidad. Lamentablemente, se sigue idolatrando a
los autores extranjeros sin cuestionarnos si la visión con que nos estudiaron
corresponde a realidad cultural que vivimos, incluso algunos defienden a ciegas
a autores que se sirvieron de nuestros hermanos y los oprimieron. Reforzando la
habilidad de escribir, los conocimientos surgirán de esta tierra acompañados
con una ideología e identidad propias. Aunque la audición y la lectura son
acciones que se dan siempre que se haya dado el hablar y el escribir, también
es de prioridad desarrollarlos.
En
conclusión, el aprendizaje de lenguas nativas significará el dominio de las habilidades
citadas de manera similar al sistema de control vertical de pisos ecológicos practicado
por nuestros antepasados.
La
familiaridad
En un contexto cultural andino donde lo colectivo está antes de o
individual, estudiantes y docentes son hermanos porque en una comunidad todos
se constituyen en una sola familia, razón por la que en varios idiomas nativos
no existe exactamente una palabra que traduzca este término tal como la conocemos. A
la vez, el ser humano es hijo (a) de otras entidades superiores: el sol, la
luna, las montañas, la Pachamama,
etc. En ese sentido, en el árbol genealógico se ubicaran primero estos entes,
debajo de ellos estarán nuestros antepasados y nosotros nos ubicaremos en la
parte más inferior.
Retomando esta visión, los que enseñen idiomas jugaran
un papel similar al líder (mallku, mama
t’alla, jilaqata) que se preocupa de la armonía, el buen funcionamiento y
el interés común familiar. Por lo tanto, las clases se convertirán en reuniones
(tantachäwinaka) donde todos estarán
dispuestos alrededor del que desde su liderazgo guiará el aprendizaje de la
lengua originaria, no existirá el sentarse unos detrás de otros porque eso
quiebra el principio de igualdad.
Cuando los estudiantes ingresan a las universidades,
lo hacen en condiciones diversas. Unos ingresan sabiendo hablar porque desde
niños han vivido en hogares aymara hablantes, quechua hablantes, etc. Otros
emplean algunas palabras que les permiten entablar conversaciones cortas y
básicas. Por su parte, también hay de los que no conocen nada. Para todos
ellos, es aplicable el planteamiento que hacemos porque mantenemos o reforzamos
la identidad de los primeros, fortalecemos la situación de los segundos y
hacemos parte nuestra a los últimos.
La
familiaridad también se refiere al manejo de conocimientos y experiencias
respecto a las cosas que nos rodean para tener disponibilidad de la
información. Las lenguas nativas necesitan ser familiarizadas y convertirse en
vehículo comunicativo con la familia universal.
Lo
colectivo sobre lo individual
Para las
naciones andinas, lo colectivo o comunitario está sobre lo individual. La
persona llega a ser parte integrante del todo, en ella desarrolla sus
actividades en solidaridad, reciprocidad e igualdad con sus semejantes. Esta es
la razón por la que afirmamos que en ese contexto educativo se está colonizando
nuevamente, pero no a través del español sino con las lenguas nativas. Al impartir
los temas, se enseña hablando primero del individuo, como en las lenguas
europeas, después recién se abarca la comunidad.
Para graficar mejor, podemos citar el caso de los pronombres
personales. Se suele enseñar primero el “yo” antes del colectivo “nosotros”. En
cierta ocasión, conversamos sobre este asunto con el Lic. Claudio Marcapaillo,
quien entonces apreciaba este extremo. Evidentemente, por tradición u otras
razones, muchos se resistirían a una reorganización, pero es menester realizar
un análisis al respecto.
Actualmente,
se aprende los pronombres personales del aymara y el quechua en el siguiente
orden:
Naya (Nä) Yo
Juma Tú
Jupa Él/ella
Jiwasa Nosotros (incluyente
singular)
Nänaka Nosotros
(excluyente)
Jumanaka Ustedes
Jupanaka Ellos
Jiwasanaka Nosotros (incluyente plural o
comunitario)
Ñuqa Yo
Qan Tú
Pay Él/ella
Ñuqanchik Nosotros (incluyente)
Ñuqayku Nosotros (excluyente)
Qankuna Ustedes
Paykuna Ellos
Aplicando
el principio de lo comunitario o colectivo sobre lo individual quedaría de esta
manera:
Jiwasanaka Nosotros
(incluyente plural o comunitario)
Jupanaka Ellos
Jumanaka Ustedes
Nänaka Nosotros
(excluyente)
Jiwasa Nosotros
(incluyente singular)
Jupa Él/ella
Juma Tú
Naya (Nä) Yo
Ñuqanchik Nosotros (incluyente)
Paykuna Ellos
Qankuna Ustedes
Ñuqayku Nosotros (excluyente)
Pay Él/ella
Qan Tú
Ñuqa Yo
El
procedimiento es aplicable también, entre otros, a sufijos posesivos y
conjugaciones verbales:
Enseñanza
actual
-ja = mi (s)
-ma = tu (s)
-pa = su (s)
-sa = nuestro (s), nuestra (s)
Aplicando
cosmovisión andina
-sa = nuestro (s), nuestra (s)
-pa = su (s)
-ma = tu (s)
-ja = mi (s)
Enseñanza actual
Nayax
manq’tha Yo como/ Yo comí
Jumax manq’ta Tú
comes/ Tú comiste
Jupax manq’i Él (ella) come/Él (ella) comió
Jiwasax manq’tan Nosotros comemos/ Nosotros comimos
Nänakax manq’apxtha Nosotros
comemos/ Nosotros comimos
Jumanakax manq’apxta Ustedes
comen/ Ustedes comieron
Jupanakax manq’apxi Ellos
comen/Ellos comieron
Jiwasanakax manq’apxtan Nosotros
comemos/ Nosotros comimos
Aplicando la cosmovisión andina
Jiwasanakax manq’apxtan Nosotros
comemos/ Nosotros comimos
Jupanakax
manq’apxi Ellos comen/Ellos comieron
Jumanakax manq’apxta Ustedes comen/ Ustedes
comieron
Nänakax manq’apxtha Nosotros comemos/
Nosotros comimos
Jiwasax manq’tan Nosotros comemos/ Nosotros comimos
Jupax manq’i Él (ella) come/Él (ella) comió
Jumax manq’ta Tú comes/ Tú
comiste
Nayax manq’tha Yo como/ Yo comí
Cada
vez que se tenga que avanzar un tema se tendrá que iniciar por lo colectivo
para arribar a lo individual. Supongamos que estamos aprendiendo las
ocupaciones, oficios y profesiones; empezaremos por describir las actividades
de la comunidad[5] después
se citará las personas que se necesita para desarrollar los diversos trabajos
que tenemos.
La complementariedad
Este principio andino
está relacionado con la valoración de la vida (Lozada, 2005, p. 96) en
contraposición a la visión occidental donde es imposible la contradicción
lógica (Ibid, 2005, p. 97). Se parte
de entender que las aparentes diferencias se convierten en fortalezas ya que
somos parte de un todo en el que el individuo requiere de los otros para vivir.
a) Asociación complementaria.
Sucede cuando varias entidades sin ser contrastantes forman unidad dependiendo
entre ellos de manera recíproca. En el campo lingüístico, las palabras que
forman las oraciones se complementan entre sí, al eliminar alguno de ellos ya
no tendrá sentido completo[6]:
Aka anux wali manq’at utjatawa. Este
perro tiene mucha hambre.
Anux wali manq’at utjatawa. El
perro tiene mucha hambre.
Wali manq’at utjatawa. Tiene mucha
hambre.
Manq’at utjatawa. Tiene hambre.
Manq’at De comida
b)
Oposición complementaria. De la diferencia emerge la armonía. “pero los opuestos no luchan entre sí tratando de
neutralizarse como el Dios y el Diablo de los cristianos, sino que son parte
del todo, se complementan y sin uno no hay otro”[7].
La complementariedad se dará entre el alaxpacha y akapacha, lo cósmico y humano, lo bueno
y malo, lo divino y humano, etc. Es en este contexto también se entiende la
dualidad chacha-warmi (hombre-mujer),
Urinsaya-Aransaya (posesión de
abajo-posesión de arriba). En un mundo donde el hombre es uno más de los seres
que viven en la Naturaleza, inclusive las piedras, plantas y otras entidades
son macho y hembra. Consiguientemente, cuando se trata de una lengua andina, no
es pertinente hablar de antónimos sino de una oposición o dualidad complementaria.
Veamos algunos ejemplos:
Negro-blanco,
son percibidos como los colores que armonizan perfectamente. Clara muestra son
los tejidos como el manteo, el costal o la qipa,
que es el hilo pasador que une todos las demás tonalidades de una cama o
aguayo. No se considera al oscuro como la representación del mal y el blanco como
el bien tal cual ocurre en el cristianismo.
Noche-día, son
parte de la misma jornada. El día comienza con la salida del padre sol [8]
y durante la noche estará presente la madre luna.
Bien-mal,
no son censurados y polarizados porque son necesarios para la existencia. Se
aprende de los problemas, las dificultades son aprovechadas para la vida social
mediante la solidaridad.
Alto/bajo,
no significan la existencia de una desproporción. Muchas comunidades incluso
barrios se organizan aun de manera dual no por eso uno de ellos es menos, por
ejemplo, Sunq’achi Bajo y Sunq’achi Alto, Pampahasi Alto y Pampahasi Bajo (sic.).
Gordo-flaco,
los cánones de belleza difieren del que los medios de comunicación difunden. La
mujer robusta no es discriminada sino considerada hermosa. Ante nada, todos
viven en comunidad y se ayudan.
Además
de lo especificado, hay que hace notar que no existe una polarización porque para los (las) andinos (as) la lógica
es trivalente, hay un punto de enlace entre los opuestos complementarios, y
concibe el tiempo de manera cíclica e infinita[9]
(Lozada, op. cit., p. 101). Illapa
Callisaya, refiriéndose a la estructura sintáctica del aymara indica que a diferencia
del español se puede afirmar, negar
y expresar la duda, lo inseguro,
lo incierto (2011, p. 155). Para
demostrar lo anterior muestra los ejemplos que siguen:
Pregunta Respuesta Análisis de
significado
Qharurux irnaqäwir saratati. Sarchixay. No
hay seguridad de que vaya al trabajo,
(¿Iras mañana al trabajo?) (Iré
pues tal vez) pero tampoco que no irá.
Juwanchux kunjamaskisa. K’umarjamakïxiway. No hay la seguridad de que Juan está
bien
(¿Cómo se encuentra
Juan?) (Parece que ya está bien) o
mal.
Aplicando esta lógica trivalente, en el aprendizaje de
las lenguas nativas, las competencias a desarrollarse serán la comunicativa, la
lingüística y la cultural. Los estudiantes requieren interactuar con los demás,
manejar los elementos y reglas del idioma, así como conocer y practicar la
cultura porque actualmente hay personas que estudian lenguas nativas, pero
cuando salen del aula se olvidan hablar y no ejecutan los valores y principios
recibidos[10]. En
cambio, si pensamos en la situación de personas que están aprendiendo inglés u
otra lengua extranjera, fuera de los ambientes educativos caminan ejercitando
frases, escuchan canciones, nombran a sus hijos y mascotas en ese idioma e
incluso presumen en algunos ámbitos para que los demás los valoren. Obviamente,
gran parte de esto se debe al prestigio de la lengua, por ende, para alguien
que enseña un idioma nativo el trabajo es más difícil, pero ¿para qué enseñar
una lengua si los que aprenden no la han de emplear en sus hogares, las calles
y de paso tienen vergüenza? Entonces, es pertinente una competencia cultural.
Respeto
entre mayores y menores
A diferencia de las
sociedades occidentales, las culturas nativas mantienen un gran respeto a las
personas mayores porque son los que con el pasar del tiempo ha ido acumulando
sabiduría y tienen experiencia, recíprocamente ellos también respetarán a sus
menores ¿Cómo entender esto en la lengua? Los elementos mayores de los idiomas
nativos son los que conocemos como raíces y los menores serán cada uno de los
sufijos que “respetando” las características de los anteriores se acoplaran
para formar una construcción de tamaño superior.
De
manera similar, los docentes juegan el papel de mayores transmitiendo sus
conocimientos y saberes y los estudiantes el de menores recibiendo la herencia
cultural. El vehículo de aprendizaje es la actividad cotidiana, ya sea
trasladada a los ambientes o practicada en su contexto real. Esta forma de
aprendizaje es muy efectiva entre las naciones originarias porque los niños
andinos aprenden ayudando a los padres y tienen muchas aptitudes en su
desenvolvimiento diario[11];
pero desde la visión occidental, esta práctica es considerada como trabajo infantil.
Entonces, ¿cómo aprenderían los niños aymaras y quechuas a ser buenos
agricultores, comerciantes o ganaderos? ¿Tendrían que pasar clases para
aprender las habilidades de sus padres?
La
reciprocidad
La sociedad andina se
desenvuelve en base a la correspondencia mutua, practicando primero el dar para
recibir. Las diferentes maneras de su manifestación son susceptibles de ser
empleados como técnica, contenido u otro. Lingüísticamente, los pares mínimos pueden
entenderse en una relación recíproca porque se favorecen entre ellos para ser
entendidos y diferenciados en la pronunciación:
Lluchhu (suelto) Lluch’u (gorro)
Ñaka (apenas) Ñak’a (paladar)
Laqa (rápido) Laka (boca)
Khhuchhi (cerdo) K’uchi (alegre)
Qhana (luz) K’ana (trenza)
Fruto
del principio de reciprocidad nacen las prácticas del ayni, la mink’a y la mit’a. El ayni consiste en ayudarse intercambiando
mutuamente el trabajo; las actividades como la siembra, la cosecha, la
edificación podían ser realizadas en colaboración con los vecinos (que a la vez
son hermanos) y en otra ocasión, solidariamente se hará lo propio devolviendo
la colaboración. La mink’a plasma el
vínculo de solidaridad para encarar los problemas o necesidades, el trabajo es
colectivo y se dirige a las obras que benefician a la comunidad. Por su lado, la
mit’a[12] se
caracteriza por la obligatoriedad del trabajo para el estado; para efectivizarlo
se recurría a los turnos; no se permitía el servicio gratuito y se correspondía
con retribución en alimentos o bebidas. Entonces, en base a éstas experiencias, se puede elabora un
sinnúmero de técnicas. Por ejemplo:
Ayni
El
día lunes, Wara aprende los colores y enseña a Waskar.
El
martes, Waskar aprende los nombres de animales y enseña a Wara.
Mit’a
Durante
la semana se tiene repasos orales. El primer día será Maya la persona que se
encargue de la actividad preguntando a los demás. El segundo día será Illapa…y
así sucesivamente.
El cosmocentrismo y la
universalidad de la vida
El ser andino se considera integrante del universo que lo rodea, es un
elemento más. Existe una relación indisoluble entre la parte y la totalidad, la
totalidad y la parte. Este afecto colectivo por la naturaleza genera una
consciencia de que cualquier acción individual y
grupal tiene implicaciones en el universo (Lozada, op. cit., p. 97). Todo lo
que existe está dotado de vida: los humanos, los animales, las plantas, los
astros, las piedras, los nevados,…Como ya se dijo con anterioridad, la noción
del tiempo es cíclica y no lineal como en occidente. La religión es politeísta,
no se piensa que las deidades son perfectas e inmaculadas, son la realización
de la vida.
Lamentablemente, la colonización hizo que
perdiésemos nuestra visión de las cosas. Nos enseñaron que el principal punto
cardinal es el norte, en contraposición, nuestros antepasados se orientaban por
la salida del sol; por ello, las edificaciones chullpas tienen la puerta hacia el este. La serpiente era un animal
sagrado, no por nada nuestros líderes se pusieron los nombres de Tupak Amaru y Tupak Katari, pero fue convertido en símbolo del mal por el
cristianismo. Muchas personas nos hablan de las ruinas de Tiwanaku, sabiendo
que allí no hay ruinas sino testimonios que nos transmiten nuestra identidad y
herencia de vida de nuestros antepasados. Por siglos, se hizo creer que el
hombre y mujer andinos no tienen capacidad de abstracción y no conocen los
signos; sin embargo, nuestros símbolos se ven manifestados por la chakana, el condor, el halcón, el
carancho, la llama, la vicuña, la alpaca, el Illimani, el Huayna Potosí, el
Illampu, el Sajama, etc., no en vano muchos de ellos aparecen representados en
las obras líticas y cerámicas de los antiguos aymaras y quechuas. Con la
llegada de los españoles, se ha perdido los nombres nativos para las personas, reiteramos
que hoy incluso los animales tienen que tolerar nombres en idiomas extranjeros.
Lo expresado es susceptible de ser aplicado en la
enseñanza de lenguas, consolidando lo que aun tenemos y rescatando lo
desaparecido. A sabiendas de que algunos autores ya consideran estos elementos
culturales, planteamos profundizar hablar de los mismos a la par de conjugar
verbos o estudiar sustantivos. Los diálogos son idóneos para recuperar los
nombres perdidos porque es posible crear una situación comunicativa donde
aparezcan en dualidad hombres y mujeres que respondan a Wara, Waskar, Maya, Nayra, Kurmi, etc. Aparentemente, se cuenta con
un número limitado de nombres, pero posiblemente aún no hemos percibido que éstos
están conservados en la toponimia; por ejemplo, los hijos del pintor Roberto
Mamani Mamani se llaman Illimani e Illampu.
Los materiales a emplearse en una primera instancia
son los que corresponden a la naturaleza y la vida cotidiana. Los rituales
preparados para agradecer a la naturaleza (wilancha,
ch’alla, waxt’a) sirven para formular técnicas de enseñanza:
La ch’alla del saludo
Para consolidar el aprendizaje, elegimos a alguien
para que salude a todos. Tal como ocurre en las reuniones saludará uno por uno
a todos los presentes por sus nombres o dirigiéndose con palabras fraternales: aski urikïpànay, Wara; Aski urukïpanay,
Jilata. De esa manera, se estará realizando una “ch’alla”, esparciendo la
participación a los miembros de la colectividad.
El
equilibrio y la solidaridad
Considerando la óptica
cosmocéntrica andina, el ser humano buscará el equilibrio con la naturaleza y
sus semejantes. Cualquier desviación trae consecuencias que afectan a todos. Para
mantener el equilibrio con sus hermanos (as), en las culturas andinas, la
estructura social tenía la ideología de la solidaridad (Paniagua, 2008. p. 108).
Cuando la producción generaba excedentes se redistribuía entre los que no
estaban en buena situación. El equilibrio con la naturaleza se mantiene
mediante el respeto y el cuidado de todos sus entes habitantes. Si
practicásemos estos principios, inclusive las calificaciones no deberían ser
cuantificadas sino ponderadas de acuerdo al rendimiento porque en la vida
aymara y quechua no se categoriza numéricamente a las personas, la naturaleza
es la que evalúa el rendimiento del trabajador.
El
sistema rotativo de turnos y consensos
En las comunidades
nativas, no existe el sufragio para elegir a las autoridades, se considera que
todos tienen la misma capacidad. La alternancia es el criterio que se usa
sabiamente para evitar problemas electorales o discriminaciones. En fidelidad
con este pensamiento, las decisiones no requieren ser tomadas por voto, siempre
prevalecerá el consenso porque un pueblo que es complementario no funcionaría
del mismo modo si alguno de sus engranajes falta. Como técnica, el sistema de
turnos y consensos puede ser muy productivo:
Numeración rotativa
Requerimos
consolidar el aprendizaje de los números. Acordamos que cada uno repetirá
sucesivamente las cantidades que le toquen y que al final de la ronda se inicie
por una cifra distinta a la secuencia que se estaba siguiendo. Esa situación,
garantizará que no se memorice solamente el grupo correspondiente a una centena
o decena. Además de divertido, todos participarán y mantendrán la concentración
para no llegar a fallar.
Partida
Este fenómeno se da en
la crianza de animales y la agricultura. La persona que tiene llamas, vacas u
ovejas las entrega por un determinado tiempo a alguien que dispone de
posibilidades para su cuidado. El beneficio será equitativo; la primera cría
será para el pastor y la segunda para el dueño. Igualmente, la persona poseedora
de terreno dispondrá de él para que otra realice la remoción de tierra (arar).
Al fin, ambos cosecharán en igualdad. De igual manera que en los anteriores,
elaboremos una técnica
La “partida” de palabras
Se
distribuye por parejas a los estudiantes. Se encomienda a uno de ellos que haga
un razonable listado de palabras en un pedazo de cartulina o papel.
Posteriormente, él o ella entregará la lista a su pareja de trabajo para que
con las vocablos dados genere dos oraciones: uno para el que elaboró la lista
de palabras y otro para él o ella. Ambos darán a conocer a los demás las
oraciones formuladas. De esa manera se habrá completado la “partida”. Luego, se
repetirá el proceso de manera inversa.
CONCLUSIONES
Probablemente, muchos
consideren nuestros planteamientos como políticos porque cuando se sale del
marco de la visión occidental se suele calificar de esa forma; para ellos, sólo
lo que está dentro de los cánones dominantes es valedero. Asimismo, estamos
conscientes de que este estudio es preliminar y exigua; sin embargo, pese a
ello esperamos haber despertado cierto interés por nuestra cultura. Cada
vivencia, valor, principio, práctica, saber o similares con los cuales
convivimos cotidianamente espera por que alguno de nosotros se interese y los
aplique en los diferentes ámbitos donde nos encontramos.
Las
carreras relacionadas con la lingüística y los idiomas cuentan con una
situación muy favorable para poder producir conocimientos en base a nuestra
cultura y dejar de ser cajas de resonancia de países extranjeros. Si valoramos
lo nuestro y lo difundimos tendremos más éxito que al tratar de imitar y
mejorar los conocimientos foráneos, éstos pueden ser empleados accesoriamente.
Con esa visión, entendemos que la enseñanza de lenguas nativas se desarrollará
mejor si la contextualizamos con elementos de su propia realidad.
El
aprendizaje de lenguas andinas debe estar acompañado de una acción
descolonizadora. Las habilidades, competencias, contenidos y demás elementos
pedagógicos serán distintas de los que son aplicadas para las lenguas
extranjeras porque las necesidades son también diferentes y los estudiantes
siguen embargados de prejuicios negativos hacia estos idiomas nativos. Para
superar la enseñanza descontextualizada, contamos con la cosmovisión andina. Es
así que la reciprocidad, la complementariedad, el cosmocentrismo, etc. son los
pilares que pueden ser aplicados a la educación.
¡Jallalla
Qullasuyu Marka!
BIBLIOGRAFÍA
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[1]El
parágrafo I del artículo 91 de la Constitución Política del Estado menciona que
“La educación superior desarrolla procesos de formación profesional, de
generación y divulgación de conocimientos orientados al desarrollo integral de
la sociedad, para lo cual tomará en cuenta los conocimientos universales y los
saberes colectivos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos”.
Por su parte el numeral 5 del artículo 29 de la Ley de la Educación “Avelino
Siñani – Elizardo Pérez indica que uno
de los objetivos del subsistema de educación superior es “Recuperar y desarrollar los saberes y
conocimientos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos,
comunidades interculturales y afrobolivianas”.
[2]
Complementariamente, Kymlicka indica que “La pertenencia cultural nos
proporciona un contexto de elección inteligible y nos asegura un sentimiento de
identidad y pertenencia, sentimiento al que podemos recurrir para afrontar
cuestiones acerca de los valores y los proyectos personales” (1996, p. 150);
sin embargo, nuestro interés no es sólo individual sino colectivo.
[4]En aymara: Jan
lunthatamti, jan k’arimti, jan jayramti
[5] Al
hablar de comunidad, no restringimos su significado al área rural sino también
puede ser el barrio o la ciudad donde vivimos.
[7]Cf. Aguirre,
Renato (s.f.). Cosmovisión andina: el paradigma de los opuestos
complementarios. En http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd27/cosan.pdf
[8] Por esta
razón el Año Nuevo Andino-Amazónico se recibe con el surgimiento de los
primeros rayos solares y no a medianoche como en el Año Nuevo Gregoriano.
[9] Por esta
razón es que al tratar de traducir las palabras aymaras qhipa y nayra surge la
dificultad al comprender su significado pareciera que atrás es adelante y adelante
es atrás o que el futuro está en el pasado y viceversa.
[10]En la
misma dirección, el informe de la Comisión del Área Aymara de las últimas Jornadas
de Actualización de Contenidos de la Carrera de Lingüística e Idiomas de la
UPEA, aparece lo siguiente: “Yatiqirinakarux uñacht’aysnawa, kunanakas aka jakaw markasanx utjistu, ukarjam wali sum yatiqapxañasataki”
(Podemos mostrar a los estudiantes las cosas que hay en este pueblo donde
vivimos, para que aprendamos muy bien de acuerdo a eso).
[11]Esta
forma de educación es realizada de una manera cuidadosa sin atentar contra la
dignidad del niño ni privarlo de sus necesarios juegos cotidianos. El tiempo es
distribuido y priorizado de acuerdo a las necesidades.
[12]
Durante la Colonia, se distorsionó esta práctica confundiéndola con la
explotación inhumana.
PDF qillqt'atan apaqt'am (Descargar en PDF):
Enseñanza de Las Lenguas Nativas Desde Sus Propios Valores Culturales
Unacht'äwinak unjt'am (Ver diapositivas):
104471926 Pedagogia Andina (1)
2 comentarios :
muy de acuerdo con lo que dicen en la introduccion en lo relacionado a que la enseñanza de las lenguas tambien, en la actualidad, están neo colonizando, puede que en este sentido tambien hay que aclarar que esto tambien implica el que los enseñantes de las lenguas originarias no son los propios academicos indigenas quienes tienen la lengua y cultura originarias.
lo que dices en la introduccion,una otra forma de neocolonizacion, que tambien tiene que ver con la enseñanza de las lenguas indigena originbarias por profesionales en estas lenguas no originarios, entonces no estan acompañados por los contenidos culturales y formas de vivir propiois de los pueblos....
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